Cuando se habla de terapia de
pareja, normalmente damos por hecho que se va para mejorar lo que haya que
mejorar y así evitar la ruptura. Y sí, esto es cierto pero no siempre, ni mucho
menos a cualquier precio. En las últimas semanas, he tenido un par de casos en
los que hacer terapia de pareja hubiera sido, desde mi punto de vista, una
caída en picado además de lo que hubiera considerado un proceder poco ético por
mi parte dada mi clara convicción de que no iba a servir para nada. Y en estos
momentos puedes plantearte «Bueno
Sara y cómo sabes tú que no iba a servir la terapia? ¿Cómo puedes estar tan
segura? Ésa es tu opinión pero puedes estar equivocada» Cierto, podría, pero no puedo llevar a cabo una terapia en la que no creo, sería sabotearla
desde el principio. Cualquier paciente está en su derecho a no coincidir con
el profesional y si es así, intentarlo con otro. No fue caso de estos pacientes.
¿Cuándo está garantizado que una terapia de pareja no va a funcionar?
Cuando uno de los miembros de la
pareja está dispuesto a venir a terapia únicamente para complacer al otro, ya
que piensa que es el otro el responsable de todo lo que no va bien. Básicamente
«Vengo para que ayudes a mi
pareja a solucionar sus problemas». Raro es el caso en el que se viene
por terapia de pareja siendo uno solo de los miembros el único responsable
de los conflictos. Cuando uno de los dos viene culpando de todo al otro, se
intenta en las primeras sesiones hacer
ver los factores que originan y
mantienen los problemas y cómo ambos participan en ello (tras las sesiones
correspondientes a una previa evaluación de la situación). Si la persona en cuestión
sigue sin admitir su parte de responsabilidad, o por lo menos estar abierto a
contemplarla, poco más hay que hacer… si continuamos la terapia solo vamos a
conseguir más conflicto y frustración. Lo
primero para tener una oportunidad es reconocer mi parte de
responsabilidad en la situación. A veces
incluso viene uno solo a la primera entrevista y solicita terapia de
pareja «pero mi novi@/marido/mujer
no va a venir ni a rastras porque piensa que quién tiene que venir soy yo»
Otra situación donde la terapia
de pareja se hace inviable es cuando las dos personas se encuentran en fases
diferentes. Es decir, cuando uno de
ellos ya ha pasado página y está esperando, o bien a tener un momento de valentía
para comunicar que no desea seguir, o bien simplemente está dejando pasar el
tiempo hasta que se den circunstancias que considere más favorables para dar el
paso (que los niños sean más mayores, que la otra persona se desenamore,
una gran pelea que le sirva de excusa… tantas situaciones como personas somos
en este mundo).
¿Cuándo sí podemos tener éxito en terapia de pareja?
Cuando haya una sincera
motivación por ambas partes de querer intentarlo y dicha motivación se traduzca
en una verdadera implicación en la terapia. Empezando por asumir cada uno su
responsabilidad en la situación y continuando por trabajar lo posible y de
forma constante para que se produzcan los cambios deseados. El jarrón está roto pero tenemos todas las
piezas, pegamento de calidad y las manos
que lo van a restaurar: tenemos una oportunidad.
![]() |
Con posibilidad de terapia on-line |